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Archive for noviembre 2010

El independentismo catalán está en auge. O eso dicen las encuestas. A pesar de ello, los partidos llegan divididos. ERC, Reagrupament y Solidaritat Catalana, la formación de Joan Laporta, pelean por un mismo espacio. El ex presidente del Barça es la estrella mediática y representa a eso que se denomina «independentismo práctico», el que apela al «good bye Spain» como vía para el crecimiento económico. Queda por ver qué resultados obtendrá, teniendo en cuenta su ambigüedad.

Alberto PRADILLA | BARCELONA

Joan Laporta está acostumbrado a mandar. Y se nota. Tiene poco hueco en su agenda. De hecho, esta entrevista se realizó en su coche, una semana antes del inicio de la campaña. Como ex presidente del Barça, no pasa desapercibido. Para en un semáforo y recibe los ánimos de un repartidor. Sigue conduciendo. El mensaje es claro: independencia. Su contundencia frente a la clase política tradicional puede hacerle ganar votos. Aunque también hay quien le acusa de hacer aguas en los temas sociales y de falta de realismo a la hora de plantear la separación del Estado español.

¿Catalunya será independiente en enero?

Si tenemos la mayoría suficiente y necesaria, 68 diputados, el Parlamento de Catalunya declarará la independencia de forma unilateral.

El final de esta legislatura ha estado marcada por el tijeretazo del Tribunal Constitucional al Estatut. ¿La independencia es la única alternativa que ha dejado Madrid?

La independencia no nos la tiene que dar nadie. La tenemos que tomar. Una vez que las mayorías democráticas en el Parlament tomen la decisión, Catalunya será independiente. Y si después se pacta con la UE la celebración de un referéndum, se celebrará. España tendrá que aceptar la decisión.

¿Los recortes en el texto crean más independentistas?

Han ayudado. El independentismo en Catalunya siempre ha existido, pero nos tienen adormecidos. Por un lado, los políticos españoles y sus poderes fácticos. Por otro, los vigilantes del gueto, los políticos catalanes que han permitido esta situación. Nos han tenido narcotizados. Han intentado aniquilar nuestra conciencia nacional. Hemos pasado épocas en las que parecía que la palabra independencia era tabú. España no tenía bastante con aniquilar nuestra conciencia nacional sino que se ha dedicado a saquear Catalunya y sacarnos, cada año, 22.000 millones [de euros] a cambio de nada. Y en esto, los políticos catalanes son corresponsables.

La pasada legislatura fue la del Estatut. ¿Esta es la del referéndum?

Yo trabajo para que sea la legislatura de la independencia de Catalunya y de la creación de un Estado catalán en Europa.

Después de que un Tribunal español vete buena parte de una ley aprobada por el Parlamento catalán y refrendado por la ciudadanía, ¿en qué lugar cree que ha quedado la Cámara?

El Parlamento, hoy, no tiene ningún poder en los temas importantes. Esto ha creado una desilusión, una sensación de desafecto, afortunadamente, hacia el Gobierno español.

El Estado español siempre ha reaccionado con virulencia contra las demandas de autodeterminación. ¿No teme la respuesta de Madrid?

Yo espero una respuesta de la caverna mediática españolista muy virulenta, muy agresiva, muy crispada. Pero pienso que, como dice un poeta castellano muy importante, «ladran, luego cabalgamos». No vamos a amedrentarnos porque una caverna mediática ultraespañolista nos quiera perjudicar.

No sería la primera vez que los tribunales españoles persiguen a independentistas.

Estamos convencidos de que nuestra propuesta se ajusta a la legalidad internacional. Hay numerosa jurisprudencia que nos avala y existen numerosos antecedentes de estados, o de naciones, o de partes de estados, que han decidido secesionarse. El derecho de autodeterminación de los pueblos está recogido por las Naciones Unidas.

¿Existe una mayoría social? Las encuestas dan la mayoría absoluta a CiU…

Sí. Estamos ante una oportunidad única. El pueblo catalán ha decidido ya que la vía autonomista está agotada, que perjudica enormemente a la industria, a la economía y al mercado laboral catalán. Ha llegado un momento en el que esto es insostenible. Hay una mayoría que entiende que, para avanzar en Catalunya, debemos de ser un Estado independiente dentro de la UE. Ésta es la forma para que los catalanes tengamos más dinero y vivamos mejor.

Su proceso hasta lanzar Solidaritat Catalana estuvo lleno de expectación. Ahora, es la gran incógnita de las próximas elecciones. ¿Qué resultados esperan obtener?

Somos un partido nuevo. Nos constituimos en octubre y estamos muy satisfechos. Creemos que obtendremos representación parlamentaria y, a partir de ahí, trabajaremos las mayorías para declarar la independencia.

¿Qué sería considerado como un fracaso?

Tenemos la ambición de gobernar el país. Ése será el éxito: declarar la independencia. El fracaso, no tener representación. La percepción que tengo es que vamos por el buen camino.

En el momento de presentar su candidatura aseguró que entraría en política sólo para gobernar.

Dije que mi voluntad era entrar en política para gobernar. Si no, ¿para qué entrar en política?

No parece que los números estén con usted. En este caso, ¿seguirá en el Parlament o abandonará la política?

Mi compromiso, una vez me presento, es para esta legislatura. Mi propuesta es muy clara: conseguir una mayoría para declarar la independencia y constituir el Estado catalán. Si no lo consigo, por respeto a los ciudadanos que me hayan votado, voy a defender esta propuesta desde el Parlamento.

¿Ve posible la declaración de independencia con un Gobierno de la Generalitat presidido por Artur Mas (CiU)?

Quien lo lidere es lo menos relevante. Lo importante es declarar la independencia. Para esta declaración tiene que haber una coincidencia en la voluntad de los partidos de obediencia catalana.

¿Ha hablado con Artur Mas o con Joan Puigcercós (ERC)?

Antes de presentar nuestra candidatura propusimos presentar una lista unida de todos los partidos catalanistas. Hubo conversaciones, aunque CiU se ha mantenido al margen. ERC consideró que no era momento de hacer una coalición unitaria. Lo que sí que aspiramos, si no tenemos la mayoría, es a trabajar desde el Parlamento para convencer al resto de formaciones catalanas de que dejen de hacer de vigilantes del gueto. Cuando hablo de partidos catalanes, me refiero a los que no son sucursalistas de Madrid.

Como usted señala, el independentismo catalán está creciendo en los últimos tiempos. Pero concurre a las elecciones muy dividido. ¿Esto puede debilitar este mensaje?

O fortalecerlo. Hay cinco partidos autonomistas en las próximas elecciones. Y hay uno, o dos, no sé si el otro partido acabará presentándose, independentistas.

Un país independiente tiene que ser gestionado. Y existe mucha incertidumbre sobre cuál es el modelo de país que propone su formación. ¿Joan Laporta es de izquierdas o de derechas?

Laporta es social. Definiéndome políticamente podría ser liberal-progresista. Eso de las derechas y las izquierdas… Digamos que moralmente soy más de izquierdas y económicamente soy liberal.

Entonces, ¿cuál es su programa?

Con la independencia acabaremos con el expolio fiscal de 22.000 millones de euros y podremos tener mejores escuelas y mejores hospitales. El paro en Catalunya se reducirá. Dispondremos de recursos para la instalación de multinacionales, la creación de puestos de trabajo, la plena disposición de nuestras infraestructuras… El modelo económico estaría centrado en la inversión en infraestructuras y en las políticas educativas, que son las claves para el crecimiento económico de un país.

Usted alcanzó la notoriedad pública por ser presidente del F.C. Barcelona. ¿Qué ha supuesto el Barça para su candidatura?

La notoriedad que me ha dado el Fútbol Club Barcelona la he puesto a disposición de la propuesta independentista. Estoy muy orgulloso de lo que he hecho al frente del Barça y de poder poner esta notoriedad a disposición del planteamiento independentista. Ayuda mucho a extenderlo y darlo a conocer.

Usted mantiene un discurso muy crítico con la clase política pero la nueva directiva del Barça le acusa de que falta dinero. O, al menos, de que las cuentas no están claras.

Son maniobras de arquitectura contable indecentes que están realizando los actuales responsables de la Junta Directiva del Barça con el objetivo de perjudicar mi carrera política, desprestigiarme y perjudicar mi reputación. Y a mí no me queda otro remedio que actuar en legítima defensa y acudir a los tribunales. A esta gente, que ahora dirige el club, se le ve con odio acumulado. Estuvieron conmigo al principio y se fueron porque su inmadurez no les permitía ser directivos del Barça. Se fueron pronosticando el Apocalipsis y desde que entonces lo ganamos todo. Han ido acumulando un odio, un resentimiento, que ahora lo exteriorizan. Además, han coincidido con los intereses de grupos políticos, mediáticos y económicos muy poderosos de este país.

¿A quién se refiere?

Al Grupo Godó y a los vigilantes del gueto. A todos aquellos que quieren mantener el status quo que sólo nos lleva al empobrecimiento. Ellos siguen manteniendo sus prebendas porque tienen el poder y lo ejercen. Los intereses de estos niños resentidos han coincidido con los que tienen poder y quieren mantener la situación actual bajo el autonomismo que nos está oprimiendo. Entiendo por qué lo hacen: por resentimiento y por intereses políticos y de mantenimiento de la situación. A.P.

Fuente: diario Gara

 

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Si las encuestas no vuelven a fallar estrepitosamente, faltan sólo 11 días para que se acabe la pesadilla y el peor gobierno de la historia de Catalunya abandone la poltrona. Todo apunta a que el tripartito no sumará y no podrá volver a imponer su nefasto gobierno. Por un lado, parece que ICV se mantendrá, a pesar de que, con un minoritario 9% de los votos, ha impuesto un antidemocrático chantaje ideológico cuyo exponente más claro ha sido coser a multas a los que circulaban a 80 km/h con un argumento medioambiental que nadie ha conseguido demostrar.

También predicen que ERC se hundirá en el abismo electoral, lo cual es lógico dada la traición sistemática a sus principios a cambio de 30 miserables monedas de poltrona.

El probable descalabro del PSC es mucho más interesante. Al fin y al cabo, la mayor catástrofe económica, social y política del país ha sucedido mientras los socialistas tenían el monopolio absoluto del poder: gobernaban todos (repito, ¡todos!) los grandes ayuntamientos del país, las diputaciones, la Generalitat y el gobierno de España. El absolutismo socialista ha presidido la mayor caída del PIB, el mayor aumento del paro, el mayor endeudamiento de la Generalitat en las peores condiciones financieras, el mayor aumento de la pobreza, el mayor deterioro institucional y el mayor ejercicio de censura de los medios (hay que“arrancar la crosta nacionalista de TV3 y Catalunya Radio”, dijo el portavoz del PSC, Joan Ferran antes de despedir a los líderes de audiencia Antoni Bassas, Jordi Basté, Toni Clapés y Jaume Barberá; “Barbeta estás muerto y no lo sabes!”, amenazó el quijotesco Rucio director de comunicación de Montilla, Antonio Bolaño, aprendiz de profesor Moriarty a la poste abandonado por sus colegas por su radicalismo y su falta de talla). Por suerte, ese abuso y esa incompetencia llegarán a si fin el 28N.

Nos queda Artur Mas, a quien las encuestas dan como ganador. Mas será un buen presidente. A diferencia de Montilla, tiene estudios, es capaz, inteligente, honrado y trabajador. No tiene el carisma de Pujol, pero seguramente será mucho mejor gestor. En circunstancias normales yo votaría a Mas. Pero las actuales no son circunstancias normales. Son circunstancias especiales. La hora de la buena gestión ha pasado. Es la hora de evitar que haya mayorías absolutas, es la hora de echar a los socialistas del poder y es la hora de la valentía. Por esas razones, yo no votaré a Artur Mas. Me explico.

Que una fuerza política tenga mayoría absoluta es malo. La frase de lord Acton “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” queda demostrada con lo que ha pasado con poder absoluto de los socialistas en Catalunya en los últimos años. Tampoco fueron buenas las mayorías absolutas del PP en los noventa o de CIU en los ochenta. Votar a CIU en un momento en que parece que está al borde de la mayoría absoluta es un error.

La pregunta es: y si no tiene mayoría absoluta, ¿con quien se va a aliar CIU?  Me consta que hay una importante corriente dentro del partido que apuesta por una coalición postelectoral PSC i CIU. Lo mismo pasa con los poderes facticos económicos y mediáticos: quieren la “sociovergencia”. Pero como ya he explicado, creo que es de la máxima importancia que los socialistas sean expulsados de la Generalitat: tienen demasiado poder en ayuntamientos, diputaciones y gobierno de España. Votar CIU no garantiza esa expulsión. La única manera de garantizar que ni CIU tenga mayoría absoluta ni que CIU dependa del PSC, es que dependa de otra fuerza nacionalista. Eliminada ERC por su manifiesta traición a sus propios ideales, sólo nos quedan Solidaritat Catalana (Joan Laporta) y Reagrupament (Joan Carretero).

Lo que nos lleva al tercer tema: la valentía. La decisión del tribunal constitucional ha cerrado toda opción de mejorar dentro del marco constitucional por lo que, en este momento, no hay que pensar en una buena gestión sino en tomar decisiones comprometidas y valientes. CIU es un partido esencialmente cobarde porque tiene demasiados flancos y demasiadas deudas. Necesitamos personas nuevas y valientes.

En este sentido, mi candidato es Joan Laporta. He trabajado con él durante siete años y les puedo asegurar que, digan lo que digan los medios antilaportistas, Joan Laporta es absolutamente honesto, de la máxima integridad, extraordinariamente inteligente y, además, es la persona más valientes del mundo. ¿Quién, sino, se hubiera presentado a estas elecciones pudiendo haberse sentado en el sofá, saboreando las 69 copas conseguidas con el Barça, degustando las mieles del triplete y de las seis copas, sabiendo que la política conllevaría el boicot de los medios convencionales y la aparición todo tipo de noticias distorsionadas, intencionadamente negativas, cuyo único objetivo es evitar que obtenga representación parlamentaria?

Yo he visto a Joan Laporta enfrentarse al todopoderoso Florentino Pérez para fichar a Samuel Eto’o, un jugador que nos dio no una sino dos Champions. Nota: mientras Laporta ha sido Presidente, Florentino no ha ganado ni un solo título de futbol importante, ¡ni uno! Yo he visto a Laporta enfrentarse a Zapatero, a la UEFA y a la FIFA para defender los intereses del Barça. Con una valentía que a veces daba hasta miedo.

Esa es la valentía que necesitamos. Ya está bien de quedar bien, de pedagogía, de seny, de ser la parte moderada del debate y de cumplir las reglas impuestas por otros. Jordi Pujol dijo hace unos días que ya no encontraba argumentos contra la independencia. President: ¡es que a lo mejor no los hay! Y cuando no hay argumentos, uno debe pasar a la acción. Para ello, se necesitan líderes sin deudas y con la valentía suficiente de pasar a la acción. Por eso, el 28N votaré a Solidaritat Catalana. Yo votaré a Joan Laporta!

Xavier Sala Martin

(Artíclulo de La Vanguardia del 17 de Novembre de 2010)

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