Juristas y socio-lingüistas subrayan que no se puede prohibir ninguna lengua
El catalán y el castellano habrían convivir, aunque la lengua propia del país debería ser preeminente
En una Catalunya independiente la lengua catalana adquiriera un estatus de entidad propia, aumentaría el uso social y la castellana no significaría ninguna amenaza.
Partiendo de la base que el derecho no permite prohibir ninguna lengua, el resumen de los expertos es que en un estado catalán la lengua catalana adquiriría una entidad propia y un nivel de uso social destacado y, por tanto, conviviría con el castellano sin problemas. En una entrevista en ABC Punto Radio hace pocos días, el presidente, Artur Mas, manifestó que la Catalunya independiente «debería mantener el uso del castellano, porque es una lengua que a los catalanes les conviene saber y que es de uso común para muchos catalanes «.
Hace un año, coincidiendo con el éxito de la canción Jenifer de Los catarro-la historia de amor entre una«Choni de Castefa» y un catalán de la cebolla-el expresident Jordi Pujol declaró que «la Jenifer debe asumir Cataluña toda ella, también la lengua «. El caso de las Jenifer, es decir, el progreso intergeneracional del catalán entre los castellanohablantes, es uno de los puntos claves, según el presidente de la Sociedad Catalana de Sociolingüística (SCS), Joaquim Torres, para que haya resistido. Un estudio de 2008 indicó que medio millón de personas que hablaban castellano con los padres lo hacían en catalán con los hijos.Fenómenos como éste, según dice Torres, explican que el catalán sea la única lengua del mundo de un país desarrollado que no tiene un estado medio detrás y mantiene una vitalidad. «En una situación de independencia, este valor social subiría», concluye.
Torres y Milian coinciden en que catalán y castellano deberían ser oficiales con una «cierta prioridad» para la primera. «El castellano ya no sería ninguna amenaza, porque el problema de ahora es que el catalán es inútil en España y prácticamente innecesario en Cataluña», argumenta Milian. Con un estado propio, las cosas cambiarían. «En un marco en el que el catalán fuera útil plenamente, llegaría a ser necesario y tendría un futuro asegurado», apunta el catedrático de derecho administrativo de la UAB y autor, entre otras obras, del libro Derechos lingüísticos para todos. Milian afirma también que el catalán como lengua oficial de un estado se convertiría en lengua oficial de la Unión Europea y ya no habría barreras para hacer leyes como la que podría establecer que el etiquetado de los productos fuera al menos en catalán.
De ser útil necesaria
«Ahora es un poco hablar por hablar, porque debemos partir de la base de que quien lo deberá decidir será la asamblea constituyente y no tendrán los condicionantes que tenemos actualmente», advierte el presidente de la SCS. Para enmarcarlo, lo de los condicionantes, se refiere al concepto de subordinaciónque utilizó el lingüista Joan Solà, sobre todo en los últimos años de vida: «Cuando una lengua no tiene un estado detrás no tiene un apoyo en la vida social y esto le pasa al catalán, en una situación de independencia pasará a tener valor social y, en consecuencia, a ser una lengua viva y con futuro. «La clave será, por tanto, el salto de ser» útil a ser necesaria «.
Salvando las distancias, Torres recuerda como los años ochenta, con el paso de la dictadura al estado de las autonomías, se empezaron a oír las primeras conversaciones bilingües con los taxistas en Barcelona, por ejemplo. Y cuando se empezó a pedir el catalán para trabajar en unos grandes almacenes.